El domingo tuvimos visita en Karrantza y ayer en @bilbaoartefund
Desde distintos rincones de Japón lllegaron —Hyogo, Hokkaido, Oita, Fukuoka y Niigata— representantes de la Japan Livestock Industry Association (JLIA).
Vinieron a Euskal Herria para conocer distintos proyectos agroganaderos, y el nuestro despertó su interés por esa fusión entre arte, territorio y primer sector que da forma a Mutur Beltz.
Entre lana, herramientas y relatos, escucharon a Toñín, el padre de Joseba, contar cómo sus mayores le enseñaron el oficio del pastoreo: leer el monte, comprender al rebaño, escuchar el paisaje.
Esa transmisión, hecha de gestos y silencios, es el punto de partida desde el que empezamos a crear juntos —Joseba y yo— un proyecto donde la tradición se convierte en innovación, donde la vida rural se piensa como práctica artística y el arte como una forma de trabajo en común.
Les conté que en BilbaoArte, hace justo diez años construía aquí la Bizi Rueda y la Bizi Karder.
Y, con ello, la importancia que tuvo este centro de producción en la historia de Mutur Beltz.
Fue aquí donde comenzó a tomar sentido lo que hoy sigue latiendo: la necesidad de volver a habitar la materia, de entender la creación como oficio compartido y acto de cuidado.
Gracias, Kaori Nishii, por tender ese puente entre lenguas y sensibilidades, por traducir, no solo las palabras, sino la emoción que las sostiene.
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