«Putting-out system» esta serie de piezas fueron realizadas en el verano de 2017 durante la Residencia artística «Shedding the skin. Bilbao-Linz. Mudando la piel». Un proyecto comisariado por Alex de Europa, Enrique Tomás y Txema Agiriano. En el proceso de investigación del proyecto encontramos unas sugestivas referencias que fueron punto de inicio para la creación del mismo:
«En cualquier caso, la empresa de la Europa continental no era una unidad centralizada, sino que el putting- out system era absolutamente dominante. Incluso las Manufacturas Reales llegaron a utilizar este sistema a gran escala. Como cita Pollard, todas superaban ampliamente los 1.000 trabajadores, y de alguna como la Fabrica imperial de tejidos de lana de Linz se decía que tenía 26.000 trabajadores hacia 1770, pero esto, sin embargo, no quiere decir que contaran con semejante número de empleados de forma constante, sino que más bien estas cifras dan idea del número potencia de trabajadores a emplear por el taller central». (García Ruiz,1994)
«La fabrica imperial de tejidos en Linz, ocupada en 1770 unos 26.000 trabajadores, de los que sólo 750 trabajaban cerca de la ciudad». (Rodríguez Rivera,1993)
«Otro de los cambios evidentes con respecto a 1826 es el avance de las profesiones circunscritas al ámbito doméstico, esto es, costureras y criadas, entre otras. Costureras e hilanderas también compartían casa y trabajo. En el caso de Bermeo bajo este epígrafe de costureras no se incluyen a las saregiñak o rederas cuyo trabajo se desarrollaba en el puerto, en un ámbito público, pero que también absorbía gran parte de la jornada laboral. En el censo de 1860 aparecen registrados cuatro fabricantes de redes, de los cuales tres son mujeres. En este grupo de mujeres artesanas se hallaba el 11,6% de las mujeres de entre 16 y 60 años, superando tanto al grupo de jornaleras como al de sirvientas. Dentro de la Villa se dedicaban a la costura el 7,9% del total de mujeres con trabajo registrado. La costurera tipo era una mujer adulta, de entre 23 y 54 años de edad, casada, con hijos y con un alto grado de alfabetización: el 46,2% declara saber leer y/o escribir, uno de los porcentajes más altos en el grupo de las mujeres e incluso superando al de algunos colectivos masculinos, por ejemplo, el de los pescadores. Este comportamiento puede deberse al tipo de trabajo que supone toma de medidas, efectuar cuentas, etc.; así como una integración más tardía al mundo laboral. (Ruzafa Ortega, 2015)
De tal modo observamos como el nacimiento de una industria rural denominada «putting out system» (industria doméstica) se desarrolló al margen de las reglamentaciones gremiales. Era una industria de carácter rural que conjugaba el trabajo agrícola con la manufactura casera mayoritariamente desarrollada por mujeres y de carácter textil, con la fabricación de mercancías de lana o lino. De tal modo que las campesinas podían dedicar sus horas libres al trabajo de hilar o tejer. Estas hilanderas trabajaban ocultas a las miradas ajenas, tal vez en la oscuridad de la noche.
Obtenían así unos ingresos complementarios que incrementaban el presupuesto familiar. El empresario les facilitaba la materia prima y el instrumental necesario y recogía a domicilio los productos elaborados o semi-elaborados. Por tanto no se desarrollaba en fábricas. Este método productivo ha sido llamado por diversos autores como «Protoindustrialización».