Sistema extensivo. Su alimentación se basa en el pastoreo pero en épocas de mayores necesidades como es la paridera, se complementa con forrajes y concentrados. Este tipo de ganadería es de gran importancia ya que por una parte permite el aprovechamiento de los recursos forrajeros naturales y por otra, condiciona el valor paisajístico y ambiental del medio rural.
El manejo reproductivo es de un parto al año, donde los rebaños se cubren entre mayo y junio para la obtención de un parto por oveja y año. La fertilidad supera el 90%, dependiendo siempre del nivel de nutrición, manejo y época del año. La prolificidad, en general, se sitúa por encima de los 130 corderos nacidos en 100 partos, es decir 1,3.
Antes era habitual la trashumancia corta o trasterminancia (valle-montaña), en la cual, el rebaño permanece en zonas bajas mientras se encuentra en reproducción, para luego subir a los pastos de montaña en los meses cálidos del año. Las políticas públicas, el mercado, la gestión de los montes comunales y la aparición del lobo en repetidas ocasiones han limitado esta costumbre.